lunes, 4 de marzo de 2013

Censura e investigación en la prensa española escrita del siglo XX.


Antes de comenzar, me gustaría agradecer a Elvira su generosidad por permitirme publicar este artículo en su magnífico blog y por devolverme las ganas de escribir. 

En el presente artículo, intentaré explicar la evolución de la prensa escrita de nuestro país desde la conclusión de la Guerra Civil (1936-1939) hasta los inicios de la Transición Democrática; además de reflejar el origen de algunas publicaciones que todavía salen periódicamente en nuestros quioscos y que comenzaron a emitirse en los primeros años de la Transición.




Hablar de prensa durante el Régimen Franquista es sinónimo de hablar de censura. Al igual que otros ámbitos de la sociedad, la prensa se vio sometida a un férreo control por parte de las autoridades del Régimen. Pero es necesario remontarse al año 1938, con la promulgación de la Ley de Prensa que realiza el Bando Nacional durante la Guerra Civil, para saber qué normativa regirá la prensa española hasta 1966, año en el que se aprueba la Ley de Prensa e Imprenta sugerida por el Ministro de Información y Turismo Manuel Fraga Iribarne. 

En la anteriormente citada Ley de Prensa de 1938, se refleja que el Gobierno se asigna a sí mismo varias funciones entre las que figuran la de “organización, vigilancia y control de la institución nacional de la prensa periódica”. Para ello, regula el número y extensión de las publicaciones periódicas así como la designación de los directores de periódicos.
 
El Régimen Franquista no cuenta sólo con la Ley de Prensa de 1938 para ejercer el control sobre los medios informativos, si no que creará de forma paralela una serie de instituciones que le ayudarán a llevar a cabo esta misión. En 1937 vio la luz La Delegación de Prensa y Propaganda que diseñará el sistema censor. También en 1937 se creó La Delegación Nacional de Prensa y Propaganda de FET y de las JONS, la cual se encargó de la gestión de los periódicos que se incautaron a los republicanos para convertir sus edificios, instalaciones y talleres en lo que se hace llamar Prensa del Movimiento. Gracias a eso, Arriba ocupó en 1939 las sedes de El Sol y La Voz. Finalmente, en 1938 se crea la Agencia EFE que redacta noticias bajo el titular de DGP (Dirección General de Prensa) y las envía en forma de teletipos a todas las redacciones para que éstas aparezcan en sus páginas al día siguiente. 

Para que todo este proceso resultase efectivo aparece una figura clave: la del censor. Un censor muy célebre durante los primeros años del franquismo fue el premio Nobel de Literatura Camilo José Cela. Según sus propias palabras, “mi labor consistía en revisar hojas volanderas y periodiquillos sin importancia que no necesitaban siquiera ser censurados”. Según reconoce en una entrevista que conced a ABC en el año 2000, sus razones de ser censor fueron “para poder comer, para tener un mínimo de sueldo, para poder ganar unas 200 ó 300 pesetas. No había una perra para nadie. Fue terrible”.

Estos métodos de censura no sólo borran, también castigan. No cumplir con lo estipulado en la ley implica sanciones que van desde la incautación de un periódico hasta la destitución del director. 

Sala de teletipos de la Agencia EFE en los años cuarenta.

El panorama anteriormente descrito estará en vigor hasta la aprobación en 1966 de la Ley de Prensa e Imprenta que supuso un tímido intento aperturista; aunque según palabras de Justino Sinova (uno de los mejores investigadores de la prensa durante la Dictadura) “el periodismo será concebido como una actividad de servicio al Estado; el periódico como un instrumento de acción política; y el periodista como un trabajador más de la administración aunque su salario fuera pagado por una empresa privada”. Por lo tanto, podríamos resumir que la evolución de una ley de prensa a otra significa la evolución de la censura a la consigna, sin que ello signifique que una u otra dejen de existir en cada uno de sus periodos.


Por consiguiente, La Ley de Prensa e Imprenta de 1966 permitió que la madurez alcanzada por las empresas y medios de comunicación que nacen a su amparo se conviertan durante el Tardofranquismo en un importante rédito para la llegada a una Transición sin extremismos. Facilitó que el ciudadano, una vez se inicie la Transición, estuviese más sensibilizado ante la necesidad democrática, por delante incluso de la incertidumbre política que se despejaba.


En la década siguiente, la de los años 70, se producirá una auténtica revolución en la forma de hacer periodismo. Se pasará de la simple transmisión de información proporcionada por los diversos órganos del Régimen a un periodismo donde lo que imperará será la investigación, la sagacidad del reportero y el atrevimiento. Los acontecimientos sociales se precipitan y los españoles se asoman a la Historia principalmente a través de la prensa escrita.

Uno de los principales iconos periodísticos del aperturismo y del proceso de transición será la revista Cambio 16 que, aunque surgió como semanario de economía y sociedad, a partir de 1974 se presenta como semanario de información general. En 1982 le saldrá un duro competidor, la revista Tiempo (la cual se independiza de la revista Interviú) que le arrebatará el liderazgo de los semanarios de información general hasta la actualidad. Ambas publicaciones siguen saliendo semanalmente en nuestros quioscos tanto en formato de papel como en digital.


Serie de portadas de la famosa revista 'Cambio 16'
 

El año 1976 será clave para la prensa escrita española. En este año Antonio Asensio funda la revista Interviú que, además de su contenido erótico, trata de temas de índole económica, social y de actualidad ocurridos en España. Otra publicación importante de la Transición será la revista Cuadernos para el Diálogo. Ya desde 1965 Ediciones de Ruedo Ibérico realizaba en Francia la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico en la que se criti duramente al Régimen Franquista.


De igual modo, en el año 1976 surgen los dos periódicos que no estarán vinculados al Régimen y pondrán en práctica está nueva forma de hacer periodismo: El País y Diario 16. El primero de ellos pronto se convierte en un referente periodístico de la Transición y, a día de hoy, se sigue editando; el segundo hace ya algunos años que dejó de imprimirse.




En cualquier caso, el nacimiento de ambos diarios representa la sustitución de la prensa del Régimen por un nuevo y pujante periodismo democrático que iría desplazando a los periódicos tradicionales, la mayoría de los cuales desaparecerían con el tiempo. Sólo los diarios Ya y ABC de los editados en Madrid sobrevivirán a la Transición.


 
Pero los periodistas españoles no disfrutarán de una auténtica libertad de prensa hasta que se apruebe por referéndum, el día 6 de diciembre de 1978, la nueva Constitución. Este principio queda recogido históricamente en el Título I («De los derechos y libertades fundamentales»); en el Capítulo II («Derechos y libertades») y finalmente en la Sección I («De los derechos fundamentales y las libertades públicas»), que exponemos a continuación:

1. Se reconocen y protegen los derechos: a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción; a la producción y creación literaria, artística, científica y técnica; a la libertad de cátedra; a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.


3. La ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.


4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.


5. Sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial.

3 comentarios:

  1. Un ejemplo para remarcar…
    Veintiocho días después de que se estrenase con sobresaliente éxito el documental “Poder contra verdad”, sobre la destrucción de la primera fábrica de algodón del siglo XVIII en Ávila, que describía las irregularidades cometidas por Ángel Acebes (Alcalde de la ciudad, entonces) y por las diversas autoridades del PP, su autor José Ramón Rebollada (Jota) fue despedido como Jefe de Informativos de SER Ávila.
    Jota es un periodista absolutamente reconocido en Ávila por todas las fuerzas políticas y sociales, con la excepción del PP, que manifestaron su disconformidad con el despido y demandaron su readmisión mediante un comunicado a la SER, que no ha merecido siquiera una respuesta. La credibilidad de la SER y los valores que dice defender están abiertamente cuestionados con este proceder. Deben reconsiderar su decisión y readmitir a Jota, por la libertad de expresión.
    Por favor firma para hacer justicia:
    http://www.change.org/es/peticiones/alejandro-nieto-molina-demandamos-la-inmediata-readmisi%C3%B3n-de-j-ram%C3%B3n-rebollada-jota-jefe-de-informativos-de-ser-%C3%A1vila-tras-un-despido-injusto-y-sin-fundamento

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