Buenos días, amantes del desvarío. Tras la entrada anterior me apetecía confeccionar un post más ligero. Es como cuando comes de restaurante un domingo y acabas saciadísimo, de cenita nada mejor que un yogur y una fruta. Quiero actualizar con un descubrimiento que hice ayer por la noche.
Hace unos días, durante las vacaciones de Semana Santa, andaba yo de tapeo por el Barrio Romántico de León (el nombre le viene al pelo), cuando entramos en un bar que lucía una decoración castiza bastante curiosa: abanicos, cuadros con folclóricas, una balconada blanca con macetas de colores... Todo era como muy de Despeñaperros al sur. Pues bien, en una de las paredes del bar había un cuadro que me sorprendió del primer momento. Presentaba una mujer desnuda sobre un pedestal, cubierta por mantilla y sosteniendo una guitarra, rodeada de personajes a cada cual más variopinto. No puede hacer otra cosa que fotografiarlo e incluso me puse a googlear en el móvil para averiguar su autor y título, pero no obtuve resultados. No obstante, ayer por la noche fue diferente y conseguí lo que buscaba.